El cambio climático es un reto global al que debemos hacer frente con urgencia. La velocidad a la que las diferentes escalas de la administración deben abordar este problema es proporcional: a mayor escala, mayor urgencia. Pero la urgencia de las políticas públicas no debe dejar aparcadas cuestiones intrínsecas, que marcan la diferencia entre la urgencia y prioridad y que, sin duda, ponen de manifiesto la importancia de mirar de cerca los grandes retos de la humanidad.
El planeta en su conjunto se ve afectado por el cambio climático, sin embargo, su impacto se distribuye de manera desigual. Los países más pobres, y con menos responsabilidad en la generación de este problema, se ven más afectados. De hecho, existe una correlación directa entre las zonas que más sufren los impactos del cambio climático y los mayores índices de pobreza.
Además, las personas más desfavorecidas son también las que sufren más directamente estos impactos y, dada la feminización de la pobreza a nivel mundial, son las mujeres quienes se ven más afectadas (siete de cada diez personas pobres en el mundo son mujeres).
Tener una mirada de género a la hora de analizar el cambio climático es fundamental no sólo de cara a mitigar el problema sino también a la hora de buscar respuesta a enfocar soluciones y nuevos marcos de acción que tengan en cuenta la realidad de mujeres y hombres.
Desde ADOS Sostenibilidad y Clima apostamos siempre por trabajar de la mano de alianzas que nos suman, que nos hacen repensar y replantearnos nuevos retos. En cuestión de cambio climático, un enfoque interseccional de sus causas y efectos permite analizar desde diferentes puntos de vista un problema global sobre el que caben muchas soluciones cercanas. En este camino de alianzas y puntos de vista que suman, nos encontramos con EDE Fundazioa, que nos ha ayudado a entender que el cambio climático se puede analizar desde una perspectiva de género. Hemos visto que al analizar quién contribuye a las causas del cambio climático, quién sufre en mayor medida sus consecuencias, y quién toma las decisiones estratégicas, el enfoque de género no puede quedar relegado a un segundo plano, ya que, parte de las posibles soluciones, puede residir, de hecho, en considerar la interrelación de este binomio.
Este año 2023, hemos tenido la suerte y la oportunidad de trabajar con entidades de Euskadi en este ámbito, como Ihobe y Emakunde, que han tenido la visión de cruzar ambos enfoques, resultando evidente que no pueden separarse.
En un ámbito más cercano hemos podido llevar este debate en la semana de la Asteklima, al municipio de Hernani, poniendo en una mesa redonda a mujeres que representan al primer sector, al ámbito educativo, así como a movimientos ciudadanos y al diseño del espacio urbano con enfoque feminista.
Toca ahora abordar y acercar los resultados de este análisis a la realidad local y acabamos el año comenzando un proyecto piloto a nivel local al que se han sumado 18 entidades, desde capitales, hasta municipios muy pequeños y entidades comarcales.